En el taller de hoy hemos conectado con el cuerpo, desenchufando la mente, nos hemos relajado y tambien hemos estirado y desbloqueado el cuerpo. A nivel de ritmo hemos vivido un taller muy en la esencia de las tradiciones espirituales orientales de tomar tiempo para asimilar las enseñanzas, del “hacer lento”, que tiene más que ver con “el ser o estar presente mientras haces despacito”.
A ritmo caribeño?, je, je, noooo, a ritmo yóguico! También han recibido una miaja de esencia filósofica oriental del Yoga y del budismo y ha habido espacio para que reflexionen, se expresen su propio criterio sobre estas cuestiones .
En algunos casos han descubierto lo que es acceder a la serenidad y relajación que mora en nuestro cuerpo por primera vez, lo cual, puede ser una experiencia muy reveladora, casí como la primera vez que hacemos el amor (salvando las distancias, claro) y es que acceder a ese espacio de paz interior nuestra tambien tiene que ver con el amor, con el amor de cuidarnos a nosotros mismos y con la alegría pacífica y amorosa que ahí surge.
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