La serenidad, ¡esa gran desconocida!

Hemos tenido la suerte de poder vivir situaciones cotidianas desde la alegría, la tristeza, el enfado y ver hacia dónde nos lleva cada una de esas emociones: si nos dan soluciones o si nos sentimos cómodos en ellas.

Concluimos que para saber lo que sentimos necesitamos estar AQUí y AHORA y que no es una tarea fácil. El primer paso para la serenidad es poder mirar “desde fuera” qué nos pasa, cómo nos sentimos y qué queremos hacer con esa emoción: ¿la filtramos, la vamos entendiendo y nos quedamos sólo con un poco o la cogemos con un cazo y la tenemos ahí, reviviéndola aunque haya pasado mucho tiempo?

La mente miente y nos va a dar la razón para no tener que cambiar el punto de vista y favorecer nuestro lugar en la zona de confort.

El “pepito grillo” o el crítico interno tampoco nos suele ayudar demasiado si no lo conocemos y sabemos sus intenciones  pero el taller es de 3h y se no nos dio tiempo a hacer una presentación oficial. ¡No hay nada mejor que dejar cosas pendientes para querer seguir encontrándonos la próxima semana!

Gracias por la predisposición.

Para quien quiera ejercitarse en la serenidad este es un ejercicio fácil, ¿tienes un 1minuto literal? Empieza hoy:

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